Un lunar, o “nevo melanocítico”, es una pequeña mancha o lesión pigmentada de la piel de carácter benigno y persistente. Los lunares pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo y lo más común es que aparezcan desde la infancia hasta los 40 años aproximadamente. Algunas veces incluso nacemos con algún lunar. En estos casos los llamamos “nevoscongénitos”. El término médico de “nevo melanocítico” se usa porque estas manchas se deben a una proliferación localizada (nevus) de unas células llamadas melanocitos que producen el pigmento de nuestra piel (la melanina).
Exploración de los lunares
Casi todos los individuos tienen al menos un lunar. La mayoría de las personas tiene de 10 a 40 lunares en su piel. El número de lunares que uno tiene está influenciado por la genética y la cantidad de luz solar a la que nos exponemos durante nuestras vidas. La forma, el color y el tamaño de estas lesiones son muy variables. Pueden ser totalmente planos, normalmente redondos u ovales, pero también pueden estar algo sobre elevados siendo relativamente blandos a la palpación. En general, los lunares no dan síntomas, aunque las lesiones elevadas a veces se pueden inflamar por rozaduras y dar lugar a picores. En cuanto al color los lunares pueden adoptar distintos tonos de marrón (claros y oscuros), pero algunas veces pierden su pigmento hasta tener prácticamente el color de la piel circundante. El tamaño suele ser de 1 a 6 mm de diámetro. Por supuesto también existen lunares más grandes. A pesar de que su morfología puede ser variable, la gran mayoría de los lunares benignos tienden a presentar un aspecto simétrico.
Hay multitud de lesiones benignas y malignas que pueden aparecer en la piel a lo largo de la vida que se pueden parecer a los lunares:
- Queratosis seborreicas: Lesiones con una superficie algo rugosa y de color grisáceo o marrón.
- Léntigos solares: Manchas de color marrón claro que aparecen en la cara, los hombros y/o en el dorso de las manos por ejemplo y que se deben a la exposición crónica al sol.
- Dermatofibromas: Lesiones pigmentadas con un centro más duro a la palpación que suelen aparecer en los brazos o en las piernas.
- Angiomas: Pequeñas lesiones rojizas o violáceas que aparecen con la edad que corresponden a una malformación de pequeños vasos sanguíneos en la piel.
- Carcinoma basocelular: Un tipo de cáncer de piel muy frecuente que en las fases tempranas de crecimiento se pueden confundir con un “nevus intradérmico” (lunar elevado).
- Melanoma maligno: Cáncer de piel pigmentado y que se debe a mutaciones en las mismas células que proliferan en los lunares (los melanocitos). Este es el diagnóstico más importante que hay que diferenciar de los lunares. El 75% de los melanomas aparecen en la piel aparentemente sana mientras que el 25% aparece en lunares ya existentes.
Control de los lunares
Afortunadamente, todos los cánceres de piel son curables si se detectan a tiempo. Por lo tanto, todos debemos controlar nuestros lunares periódicamente. Estos controles se pueden hacer mediante autoexámenes en la privacidad del hogar o en la consulta del dermatólogo. Las personas con múltiples lunares y/o una historia personal o familiar de melanoma maligno suelen requerir ambos tipos de controles. Cuando uno vigila sus lunares en el hogar es de ayuda aplicar dos reglas: la regla de "El patito feo" y la regla de los "ABCDE".
"El patito feo"
Los lunares de un mismo individuo generalmente se parecen bastante el uno al otro. Si tienes un lunar que no se parece a los demás o que destaca por cualquier otra razón, se le suele llamar ‘el patito feo’. En estos casos se recomienda visitar al dermatólogo para examinar bien este lunar y compararlo con las demás lesiones para excluir que sea una lesión atípica o, en el peor de los casos, un melanoma maligno.
Regla "ABCDE"
La regla de los ‘ABCDE’ viene de las siglas:
A – Asimetría: los lunares con forma o color asimétrico tienen más sospecha que las lesiones totalmente simétricas. Si se divide un lunar por la mitad, la lesión se considera simétrica si ambas mitades son idénticas.
B – Bordes: los lunares con bordes irregulares tienen mayor sospecha de melanoma.
C – Color: los lunares benignos suelen tener sólo uno o dos colores mientras que los melanomas suelen tener múltiples colores.
D – Diámetro: en general los lunares benignos miden menos de 6 mm
E – Evolución: esta regla es quizá la de mayor importancia ya que las manchas o lesiones pigmentadas que cambian de forma, color o tamaño tienen una sospecha de malignidad mucho mayor que los lunares que no evolucionan con el tiempo. Esta regla tiene mayor importancia cuando ocurre por encima de los 45-50 años.
Evaluación de los lunares
En la consulta del dermatólogo se suele ofrecer una exploración completa de la piel para revisar todos los lunares. Aparte del examen visual, el dermatólogo también inspeccionará los lunares usando la dermatoscopia, una técnica diagnóstica no invasiva que permite la visualización de estructuras y patrones en los lunares a gran aumento mejorando la precisión diagnóstica.
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